La memoria de agosto, de Cristina Pérez Valverde


La memoria de agosto es una sugerente novela de la profesora  Cristina Pérez Valverde (Loja, 1966). La novelista urde un argumento lleno de sorpresas para el lector, que se ve agradablemente atrapado  en un carrusel  de  intrigas  que evolucionan de forma inesperada. No es la típica trama en la que el autor engaña al lector incauto (a modo de los McGuffin de Hitchcok), sino que la protagonista de la novela, una mujer arrolladora, se mueve a través de lugares muy dispares y se nos ofrece su vida en planos temporales distintos, lo que hace que la acción tenga un ritmo nervioso.
La novela se centra en la historia de una pasión amorosa, la de Belén y César, narrada desde el punto de vista de la protagonista. Ella es, además, la que  toma siempre la iniciativa en los distintos vaivenes de la historia amorosa, lo que le otorga una extraña cualidad, al menos para mí. Su enorme magnetismo engulle

todo cuanto le rodea. Es también una chica muy culta, lo que hace que la novela sea un suculento banquete de referencias literarias (Cervantes, Yeats,  Shakespeare, Jung), artísticas (Rubens, Klimt) y musicales (Nina Simone,
 Suzanne Vega…) para el lector curioso. Son referencias pertinentes, hechas con sensibilidad e inteligencia, que amenizan y distraen la lectura. Incluso inciden en los hechos narrados. La literatura incide en la realidad, en una trampa muy cervantina. Otro aliciente es el de las referencias geográficas. La protagonista se desplaza de un lado a otro, continuamente, y Pérez Valverde sabe transmitir los rasgos más sugerentes de cada lugar (rincones concretos de Granada y Loja, sobre todo; pero también Galicia, Madrid, La Mancha, Andalucía, Viena, Estados Unidos, Inglaterra).

Belén, la protagonista atrae al lector inmediatamente. Ya hemos mencionado su sensibilidad, pero es también un personaje divertido, una locaza de la vida nocturna de Granada; y una mujer víctima de la locura de amor, sobrecogedoramente dramático, y una mujer tierna con los demás. Los personajes secundarios es otro aliciente de la novela: el coro de amigos y amigas (impagable Maribel, y Juanita), los colegas y la familia de la protagonista (verdadera clave de la novela). Una cosa me ha matado (es apreciación muy personal), la comparación del impresentable de César con Edward Rochester  (por favor, Cristina, o Belén, ¿cómo se os ha ocurrido?).


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