HISTORIETAS LOCALES, 9 EL MOTÍN DE LAS 200 MUJERES
El día 6 de mayo de 1915 toda la provincia de
Granada se hallaba sometida al abuso de la especulación del precio del trigo.
Mientras los campesinos se quejaban de que los empresarios los extorsionaban y no
les compraban el trigo para hacerles bajar el precio, los fabricantes suben el
precio de la harina, lo que repercute directamente en el del pan, ante la inoperatividad
de la autoridad arbitral, la Junta de Subsistencia. Se suma también la escasez
de patata, tanto la llamada de la Sierra como la de la Costa, que se pueden
vender más caras a almacenistas de Barcelona que luego la exportan a Europa (no
olvidemos que estamos en plena I Guerra Mundial, que hay escasez de víveres en
el continente y que España es la única nación importante neutral que puede suministrar
productos de primera necesidad).
En Guadix, la protesta alcanzó límites alarmantes al subir el precio del pan de dos libras a 40 céntimos (cuando el jornal se pagaba a 1,25 pesetas). Según El Noticiero Granadino “a las doce del día organizose en las cuevas una manifestación compuesta de 200 mujeres que, pidiendo pan y trabajo, llegó hasta las Casas Consistoriales”, con carteles y voceando consignas revolucionarias, provocando el pánico y el cierre de los comercios. A las mujeres se unieron hombres en paro y vecinos del Marquesado con intención de entrar en el ayuntamiento. Ante la presencia de fuerzas de la guardia civil, el alcalde, don Miguel Carrasco, se comprometió a mediar ante el gobernador civil y formalizar una junta que se reuniría al día siguiente para remediar la crisis. A las ocho de la noche, los manifestantes se disolvieron pacíficamente.
En la reunión, don Antonio Minagorre Parrilla,
representante de los propietarios y contribuyentes de la ciudad, formuló la
propuesta de aumentar los jornales a 2
pesetas para afrontar la carestía del pan, gravar las con una peseta la fanega
de tierra y las fincas urbanas proporcionalmente a su valor y con el dinero
recaudado colocar a 50 obreros cada día para construir el Gran Teatro y la
plaza de Abastos. La propuesta fue aprobada y aplaudida por todos los
asistentes que abarrotaban la plaza del ayuntamiento.
En El Heraldo de Madrid del 7
de mayo, el periodista socialista Pármeno (seudónimo de José López Pinillos) se
exaltaba al glosar la huelga de Guadix:
“Vienen por rachas y de todas
partes... Y todos los telegramas se parecen al de ayer, fechado en Guadix (…)
Toda esa gente que serviría
para hundir con las posaderas los divanes de los Casinos… solo aspira a seguir
arando. Se queja y se lanza a las calles, con sus mujeres y sus pequeñuelos y
protesta irritada, no para que la quiten del trabajo, sino para que se lo aseguren, para que le consientan exponerse
diariamente a perecer asfixiado, ahogado, sollamado, estrellado...
Mientras le permiten trabajar
llena de canciones los campos, y las
minas y las alcantarillas, y los andamios, y elogia las cosas bellas que nunca
poseerá, y respeta las instituciones creadas
para conseguir que su virtud no se quebrante, y empuña un fusil o una
espada para mantener el orden que los suyos pueden alterar, y se resigna a creer
que la ternera es un animal fabuloso, y la gallina un ave fantástica, y el
jerez una invención de los poetas...
Todo lo que signifique lujo, bienestar,
paz, abundancia; todo lo que haga amable la vida es un sueño para esa gente, que no pide más que pan y trabajo. Es decir, fuerza
para seguir muriendo.
Pero esto a muchos lectores;
les parecerá inverosímil.”
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